30 de abril de 2015

Soy Adicto al Miedo

Hola
V-Vengo a contarles mi historia… ¿Presentarme? Bah, no lo veo estrictamente necesario, y… bueno, prefiero conservar mi anonimato…
Quieres saber quién soy, te he intrigado… ¿cierto? Está bien… Te responderé con un ejemplo…
Mírate… ¿Qué haces en una página como esta? Oh, te gustan este tipo de historias, ya veo… Seguro que estás buscando alguna que te erice todos los vellos del cuerpo, ¿cierto?… Eres justo como yo… O como yo lo fui…
Yo era un niño normal, iba a la escuela, vivía en un apartamento, tenía amigos, una familia… Hubo un tiempo en el que todos mis compañeros andaban locos con las historias de terror… Esas historias nos parecían lo más aterrador que odiamos imaginar, claro está, que ahora las recuerdo, e incluso me parecen chistes… Dios, cómo les agradezco el haberme hecho ser quien soy… Creo que me interesé demasiado en ese tipo de historias, y me fui apartando cada vez más de mis amigos… Solo me la pasaba recolectando relatos aterradores… Lo que más me gustaba era contárselos luego a mis amigos… En ocasiones las modificaba, para conseguir asustarles, lo cual no era una tarea fácil…
Dios, adoraba ver sus caras… Pálidas… Aterrorizadas… Disfrutaba de veras haciendo que no durmieran por la noche, recordando el horrible monstruo del que les había hablado… No tenía precio…

La primera vez que toqué un ordenador tenía 10 años… Ese aparato infernal sí que me alejó de lo que se conoce como… “vida social”. Mis padres andaban preocupados, creían que me había causado adicción, lo cual me enojaba, no me gustaba que juzgaran mis actos… Era un crío bastante rebelde para mi edad, ¿cierto?
Pero lo único que hacía, pegado a esa vieja pantalla, era nutrir mi obsesión… Leía y leía historias de terror… A veces, incluso investigaba acerca de rituales para invocar espíritus, o al mismísimo Satanás… Aunque nunca los ponía en práctica… Me divertía incentivando a mis compañeros de clase más atrevidos a intentarlo, o asustando a los más cobardes… Ellos no entendían mi placer al verlos estremecerse de terror… Pero aún así, acudían a mí cada vez que necesitaban su dosis de vasopresina… Y yo era feliz así, una perfecta simbiosis, ¿no crees?

Hasta este momento, parece ser que era como tú… Varias horas de computadora al día… Ser el experto en terror de todos los grupos, clases o equipos en los que estuviese… ¿No te suena familiar?… Debería…
Bueno… Da igual, dejémoslo… Seguro que tú también has pasado lo que yo, hasta este punto… Cuando cumplí 15 años, me dio por recapacitar sobre mi vida…
No podía dejar de lado las historias de terror, eso estaba claro, por lo que no lo iba a intentar… Pero cada vez me sentía peor… había acabado recurriendo a historias pobres, que no causaban el efecto que esperaba en mis víctimas… Ejem, dijo, compañeros… Me sentía frustrado, y enojado… ¿Que necesitaban? ¿Qué mierda necesitaban para sentir medo? ¡¿Qué?!
En ese instante comprendí que necesitaba algo más fuerte… Y comencé a planear algo, que, de seguro, les asustaría… Me sentía tan orgulloso de mi mente… Oh… ¿De qué trataba el plan, te preguntas? Disculpa, me he dejado llevar por la emoción…

El plan era simple… Un chico nuevo había entrado ese curso en mi instituto… No parecía integrarse, y siempre acababa golpeado por los más fuertes… Yo no tenía nada que perder… ¿Amigos? No me quedaban… ¿Familia? Siempre habían estado al margen de este asunto… ¿Conciencia? Apenas recordaba qué significaba esa palabra…
Aquel era un chico esquivo y desconfiado… No parecía creerme cuando le defendía de dolorosas palizas, que a veces me acababa llevando yo, o cuando le acompañaba por el patio. Me tomó casi un curso entero ganarme su confianza… Claro está, traté de no hablar de mi obsesión durante ese tiempo… No quería… Espantarle…
Cada día me resistía a ejecutar mi plan… Su cara… Su confianza… Me consideraba su mejor amigo… Pero debía aguantar… Aún faltaban un par de años, accediendo a todo lo que decía… Invitándole a refrescos… Ya tenía 18 años… Tres largos años de espera… No cabía en mí mismo de emoción…
Le convencí para organizar una pijamada en su casa, alegando que la mía estaba en obras, y sus padres llegarían tarde esa noche… Al final le convencí… ¡Ja! Fue tan fácil… Antes de irme, escondí una pistola en mi bolsa… Era una pistola de mi padre, que era policía… Solo tenía dos balas… No quería matarle, solo disfrutar un poco…
Llegué a su casa sobre las 9 de la noche… Vimos una película y cenamos… Jugamos un rato a juegos de mesa… Después nos fuimos a su cuarto…  Sin que se diera cuenta nos encerré con llave… La diversión comenzó… Saqué la pistola y le apunté… Parecía confuso…
-Hey ¿Q-qué haces? -dijo riendo un poco, tratando de disimular sus nervios.
Yo me limité a sonreír y acercar la pistola a su sien… Le agarré el cuello con el brazo y lo sujeté contra la pared, presionando la pistola sobre él… Se retorcía… Estaba a punto de dejar de patear el aire y golpearme a mí… Estaba muy nervioso… Pero confiaba en mí… Se reía, creyendo que era una broma…
Disparé a la ventana para demostrarle que no estaba jugando… Su cara se volvió sombría, y enseguida palideció… Empezó a llorar… ¡¡Dios!! ¡Hacía tanto tiempo que no experimentaba algo tan delicioso… No creí que fuera cierto… Lo único que me sacaba de mis pensamientos eran sus gritos y sus súplicas, pero me parecían tan placenteros… Que no le di importancia…
Estaba sudando mucho… Acerqué mis labios a su cuello y lamí su delicioso sudor… Era salado… Y delicioso…  Antes de que me diera cuenta, aquel agradable sabor se mezcló con uno… No tan delicioso… Sabía metálico… Abrí los ojos, despertando de mi éxtasis, y vi cómo la sangre corría por el cuello de mi “amigo”… Ups… Creo que le mordí demasiado fuerte…
Aprovechó ese momento de despiste para golpearme y lanzarme contra la cama… Él estaba muy nervioso y temblaba…Casi no pudo ponerse en pie y tratar de agarrar mi arma… Jeje… Estúpido… Nunca debió hacer eso…
Para agarrar la pistola, se apoyó en mi pecho… Empujándome contra el suelo… Y enganchando el gatillo en algo… Digo “algo”, porque a juzgar por el desorden de su habitación, era difícil determinar que había apretado el gatillo exactamente… … Y disparando directamente en su pecho…
Sus ojos se abrieron… Casi parecían salir de sus cuencas… La sangre brotaba de su pecho… Y de su cuello… Las lágrimas caían al suelo… Intentó sujetarse la herida, para detener la hemorragia… Pero no le dio tiempo… Cayó al suelo, golpeándose, sin siquiera cerrar los ojos… Murió aterrorizado…
Miré su cadáver… Envuelto en sangre… Su expresión facial me seguirá hasta el fin del mundo… Dios… Una parte de mí… Trataba de mantener el orden en mi cordura… Me llenaba el cerebro de pensamientos de culpa y remordimientos… Pero mi otra parte… Que al parecer era más poderosa… Iba eliminando esos pensamientos… Y solo se cercioraba del placer que aquella dantesca imagen me producía… Ése era mi objetivo, ¿no? Aterrorizar le… Y lo había conseguido… La parte insana de mí se apoderó a la cuerda, y, sin dejar de mirar a los ojos a mi amigo, a través de sus gafas, machadas también de sangre, reí. Reí como nunca lo había hecho… La adrenalina corría por mis venas… Era… Maravilloso…Simplemente maravilloso…
Lancé la pistola por la ventana… Ya nada me importaba… Estaba eufórico… Tres largos años planeando algo, para al final, bañarme en una gran explosión de placer… Fue únicamente perfecto… Un momento mágico…

¿Qué pasó después? Jeje… Curiosa pregunta… Ni yo mismo sé la respuesta… Era un crío, no sabía esquivar la ley, y siendo mi padre policía… En poco tiempo me arrestaron, y tuve que pasar unos años en prisión… No pasaron tan despacio como creí que pasarían… Hice algunas amistades allí… Aún mantengo el contacto con ellos, y cada vez que actúan de nuevo, tal vez un asesinato, o un rapto… Me hacen vibrar de gozo con sus anécdotas…
Claramente, mi adicción al ver el terror en los demás… No podía ser curada de ninguna manera, y yo me negaba a ver a un profesional… Conseguí fama de asesino en mi barrio, y para conocer el terror ajeno… Solo tenía que pasearme por la calle… Con una sonrisa en los labios… Hasta llegar a casa de mi víctima… Allí sonrío y revivo el placer de aquel día…
No volví a intentar un plan similar desde entonces… Dicen que un plan no puede salir perfecto más que una vez… Además, no lo necesito… No quiero matar a nadie, solo sembrar el terror en sus pobres almas… Como es de suponer, Internet fue una valiosa arma para mí, y de vez en cuando entraba en foros y otros sitios web a perturbar las lindas mentes de los usuarios…
Muchos de mis vecinos su mudaron lejos cuando se enteraron de lo que había hecho, así que se puede decir que mi vida es tranquila… Con hermosos empujones de placer…
¿Has sentido miedo leyendo mi historia? ¿Terror? Por tu bien, será mejor que digas que sí… Sino… Quién sabe… Quizás deba pasar a la acción… Para ver tu aterrado rostro en vivo y en directo…
Buenas noches… Y… Que duermas bien…


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